Ese balcón que no sabe qué es aire.
Que por los dos lados da al interior.
Una cortina
vieja que nunca se ha ondeado quiere moverse
que la saquen a bailar.
El balcón la calla.
Calla,
déjate de bailes, cortina y tú, que tanto sueñas,
dime quién ha puesto un balcón en esta cueva.
Alguien muy optimista o
alguien muy sombrío.
O tal vez solo alguien que quiere recordar
que no puede liberarse al saltar,
solo tocar más hondo.
I. Miranda
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