Pequeñita


Nunca hubo un canario en mi casa. 

Hubo una tortuga 

a la que no aprecié mucho

un perro bueno que murió pronto 

otro no tanto que me mordió una vez 

y muchos gatos que se escapaban

antes de que les pusiera nombre.

Nunca hubo un canario;

pero se silbaban canciones los domingos

 y se hablaba de alas y de jaulas también 

de cómo abrirlas y volar

de alegrías

de plumas

de colores.

Nunca hubo un canario en mi casa

pero cuando cierro los ojos 

y me recuerdo pequeñita

todavía puedo oírlo cantar. 

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